Maraña de palabras, trama, tejidos, enredos de letras para intentar decir colores, sentimientos y vivencias. Todo se une en un punto, todo converge y todo se expande.

Mi mamá me enseñó a tejer hace muchos años. Esa tarde tomé los hilos de una vieja prenda que era de mi abuela y frente a los ojos de mi madre desaprendí lo aprendido… encontré una nueva forma de tejer y  pensarme.

“Tres generaciones tejiendo…” dijo mi madre, como queriendo conectarse conmigo, y yo sentí que estábamos tan lejos, que nos conocemos tan poco, que me sentí enojada. Tejí y tejí… mientras me hablaba, tejí para entender lo que me pasaba, tejí… como poseída por todas las mujeres de la familia.

Tejí y lo disfruté, tejí y me perdí y retomé… tejí recorriendo la vida y buscando entender, tejí para no escucharla…tejí de puro enojo… y de puro amor…tejí porque sentí que no podía hacer otra cosa…. un tejido de relaciones, de vínculos enredados y experiencias…

Tejí y tejí…desarmando puntos para inventar otros que sean míos

Tejí como un mantra interior. Tejí mi vida como intentando revelar mis luces y mis sombras… tejí puntos del alma con otros de mi mente y otros puntos…aun inciertos.

Como los ríos que confluyen con otras aguas para dejarse afectar, así afronto a mi red y me dejo atrapar, para conocerme, aprehenderme y expandirme en nuevo confluir.

Todavía estoy aquí, capturada por mi  red, atando cabos… intentando entender, perdonar y sanar…